Como una cosa tan cotidiana para los de la ciudad resulta muchas veces complicado para una isla, llegamos un sábado en la mañana a la casa, donde duermo en la isla, todo el que me conoce sabe que prefiero o estar en la playa o conversando con los lugareños, pero como fui con invitados lo primero que me preguntaron es que íbamos a comer, en mi mente “yo un ceviche y una cerveza, ustedes no tengo idea”, les dije ahí está la cocina preparen lo que tengan, una de las muchachas afrontó el desafío y saco algo de pasta y tunas a lo que se dirige a la estufa tras varios intentos se da cuenta que no hay gas en los tanques, yo ya casi en la puerta para irme a recorrer la isla me veo en la necesidad de conseguir un tanque de gas, fui a las tiendas y nada pregunte por el pueblo y nada, regrese con las malas noticias y ya frente a la casa me dice un residente, el gas aun no llega, lo trae fulano (soy pésimo con los nombres, culpo a la vejez).
Pasamos el día con comida de restaurante con todo el mundo un poco alterado por la falta del gas, a la mañana siguiente el mismo que me había comentado el día anterior me dice, creo que el gas llego y procedimos a buscarlo nuevamente al cabo de media hora teníamos el tanque, simplemente para calentar agua para unos coditos (mentira también hicimos desayuno)
Moraleja de esta historia de gas, no te molestes por las cosas banales, agradece porque hay personas que tienen que esperar su tanque de gas y otras no pueden ni siquiera adquirió.

Comentarios Recientes